En la “Perla del Pacífico”, son comunes los casos de nacimientos de niños con cardiopatías, malformaciones, VIH, síndrome de Down y sífilis, entre otras patologías.
Tumaco, afirma el doctor Javier Molineros, un pediatra pensionado, que se niega a abandonar su profesión que ejerce en el Hospital San Andrés, es el municipio más sifílico de Nariño. “Un honor que no me gusta, pero infortunadamente así lo demuestran las estadísticas”, advierte.
Molineros, oriundo de Barbacoas, un municipio nariñense donde las mujeres hicieron “huelga sexual” en 2011 para reclamar mejoramiento en las vías de acceso, llegó al puerto hace 41 años y ahí se quedó atendiendo mujeres gestantes y niños con enfermedades extrañas. Ha recopilado un historial médico lleno de enigmas, que son fuente de investigación en diferentes instituciones.
En el Hospital San Andrés, actualmente intervenido por la Superintendencia Nacional de Salud para rescatarlo de la ineficiencia y del desgreño que le cayeron como una calamidad, el doctor Molineros tiene un catálogo de casos de patologías recurrentes: cardiopatías congénitas (causan más muertes en el primer año que cualquier otro defecto de nacimiento), labio leporino, paladar hendido, anencefalia (bebés que nacen sin partes del encéfalo y el cráneo), gastrosquisis (nacimientos con los intestinos afuera) ano imperforado, focomelias (ausencia de huesos y músculos en las extremidades), VIH y hasta casos de niños ‘sirena’ (nacen con las piernas pegadas), entre otras.
“Como pediatra estaré aquí hasta que llegue alguien más joven y se haga cargo del puesto”, dice tras explicar que, por las condiciones difíciles de acceso a la región y la situación de orden público, los especialistas no se amañan.
Entonces él se ha dedicado a recopilar y documentar los casos. Algunos de ellos están en manos del Instituto Nacional de Salud (INS), entidad que lo invitó a un curso colaborativo latinoamericano de enfermedades congénitas, con el reconocido genetista Ignacio Zarante, presidente de la Asociación Colombiana de Médicos Genetistas, quien viene impulsando en el país las terapias avanzadas.
Pero ante la complejidad de las patologías de Tumaco y los 10 municipios costeros ubicados en la zona de influencia, el pediatra Molineros ha acudido al conocimiento de colegas para que lo acompañen en su trabajo y a entidades especializadas con el fin de que lo apoyen en los tratamientos más delicados.
Hace dos años invitó al doctor Víctor Rodríguez, reconocido cardiólogo y pediatra de Popayán, Titán Caracol (2020), quien se ha dedicado a recorrer las zonas más apartadas del país para atender a cientos de niños de escasos recursos con cardiopatías congénitas.
La invitación terminó en una estrecha colaboración para la realización de ecocardiogramas. El doctor Rodríguez asiste voluntariamente cada mes al puerto y su contribución ha sido fundamental para detectar complicaciones interauricuares, interventiculares, hipertensión pulmonar e insuficiencia mitral.
Con base en los resultados de estas ondas sonoras se logró el acompañamiento de la Fundación Cardioinfantil, que decidió realizar brigadas de salud, y ya se han valorado cerca de 400 niños. Unos han sido remetidos a Bogotá y otros a Bucaramanga para ser operados.
El trabajo de estudio de las patalogías prevalentes en Tumaco se ha extendido a la Universidad Javeriana de Bogotá y el Icesi de Cali. Con ellos se ejecutan programas de capacitación al personal médico y equipos de enfermería, destaca el doctor Molineros, quien advierte que las remisiones más frecuentes se hacen a Pasto, superando condiciones extremas de altura no aptas para niños afectados por cardiopatías.
Posibles factores
Es rara la presencia del Síndrome de Down en la población de color, señala el doctor Molineros. “Pero aquí, enfatiza, uno ve con ese síndrome”. Faltan los estudios científicos, aunque en Tumaco son comunes los embarazos adolescentes y mujeres que tienen hijos después de los 40 años de edad, inclusive hasta los 50.
Se presentan casos de niños con labio leporino, paladar hendido, vísceras afuera, deformidades en el cráneo, niños sirena, con pies torcidos, niños sin ano, con dedos supernumerarios o bífidos, cataratas congénitas, bebés sin ojos, ciegos y con glóbulos oculares pequeñitos. -En fin, una serie de anomalías-, señala el pediatra, quien dice que también puede incidir el manejo inadecuado de insecticidas, plaguicidas y las altas concentraciones de glifosato que se han venido utilizando para erradicación de los cultivos ilícitos.
En el Hospital San Andrés de Tumaco, que luego de su intervención ha venido mejorando en ampliación de servicios, mejoramiento de infraestructura y dotación biomédica, el médico Molineros lidera una serie de iniciativas para atender los niños que nacen con malformaciones y documentar los casos para llegar a evidencias científicas contundentes. Pero en el fondo hay muchas causas originadas en el conflicto social de la “Perla del Pacífico”.
Un mar de conflictos
Por tratarse, en algunos casos de enfermedades congénitas, y en otros, genéticas, no se conocen con exactitud los factores que las originan, aunque algunas de ellas tienen un diagnóstico previsible. En Tumaco, con sus 3.778 Kms cuadrados -el de mayor extensión del departamento de Nariño-, 365 veredas y una pobreza multi-dimensional del 84,5% es el municipio con mayor degradación del conflicto.
Allí confluyen las disidencias de las Farc, grupos paramilitares, organizaciones criminales y milicias urbanas, que se disputan el control del territorio, según un informe del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP).
El municipio, además, está considerado como el mayor productor de hoja de coca, y según un documento de la Fundación Paz y Reconciliación, son comunes los fenómenos de coacción hacia las mujeres, involucramiento sentimental hacia ellas, niñas y adolescentes, que conllevan a embarazos no deseados.
Este tipo de promiscuidad provoca el contagio de enfermedades de transmisión sexual como sífilis , que generalmente no es tratada oportunamente por impedimento de lo actores armados. Esta patología, que es muy alta en la zona rural, es la causante de nacimientos de niños prematuros, abortos, sífilis congénita, deformación en los huesos y anemia grave.
Lleva la pediatría en la médula
No es de Tumaco, pero lleva el municipio en la sangre, Lo conmueven la cantidad de niños que naces con anomalías congénitas y se ha dedicado a estudiar los potenciales orígenes, a documentarlas y a comentarlas en congresos de pediatría nacionales e internacionales.
De Barbacoas, -su pueblo natal- el mismo donde le reventaron de un tiro la quijada al general Tomás Cipriano de Mosquera, partió a estudiar bachillerato en Pasto, y luego medicina en la Universidad del Cauca. Allí nació su pasión por la pediatría, que la estudió en la Universiadad de Buenos Aires (Argentina) y la perfeccionó en el Hospital Garrrahan, reconocido por la calidad de los tratamiento y las investigaciones de enfermedades hereditarias y congénitas.
Llegó a Tumaco en 1981. No ha dejado de trabajar un solo día, porque hasta en vacaciones está pendiente de sus pacientes, documentando caos y compartiendo experiencias con sus hijos que también son médicos. Su esposa, una especialista en pedagogía y licenciada en preescolar, no solo es su compañera inseparable, sino su guía. De tanto ver y examinar niños con malformaciones, el acompañamiento familiar es necesario para no traumatizarse.
Molineros, quien padeció las carencias del Hospital San Andrés, dice que luego de la intervención de la Supersalud, la institución ha dado un giro de 180 grados y ha resucitado de sus cenizas. “Es un hospital más amigables, mejor dotado, amplio y siempre dispuesto a prestar buenos servicios, sobre todo ahora con la mejor tecnología”:
Ya está pensionado. Pero en lo que menos piensa es en dejar su profesión y menos a Tumaco, “es el mejor vividero, pese a sus dificultades sociales”, concluye.
Fuente: Publicación digital de la Superintendencia Nacional de Salud. Revista Monitor Salud. Ed. 07 (Octubre – Diciembre), 2021
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