Toda una vida aprendiendo, enseñando y ayudando
Actualidad, Entrevista

Toda una vida aprendiendo, enseñando y ayudando


Además de atender a sus pacientes, el doctor Jorge Felipe Ramírez León, es ejemplo de liderazgo, vocación, tenacidad, curiosidad y éxito. Invita a los médicos a convertirse en grandes visionarios y a imponerse retos. Dice que si el médico no sane hacia dónde va y cómo llegar, cualquier camino le sirve y corre el riesgo de escoger el equivocado.


El doctor Jorge Felipe Ramírez León, fue el pionero de la cirugía minimamente invasiva de columna en América Latina, y hace parte de varias de las sociedades de ortopedia a nivel mundial. Una década atrás el reconocimiento de la trascendencia del trabajo del doctor Ramírez pasó del ámbito netamente científico y quirúrgico a convertirse en un orgullo nacional cuando operó al pesista olímpico Oscar Figueroa de dos hernias discales.

Después de que el diagnóstico de varios especialistas lo habían condenado a la incapacidad de volver a levantar pesas, la habilidad manual del cirujano Ramírez sumada a la experiencia y a su anhelo insaciable de brindar el mayor beneficio a los pacientes, hicieron que Figueroa cumpliera el sueño de ganar la medalla de oro olímpica en Río de Janeiro 2016.

El doctor Jorge Ramírez llegó a Bogotá en los años 70 desde Bucaramanga, se especializa en Sao Paulo (Brasil), en la Santa Casa de la Misericordia, y a su regreso al país se vinculó a los hospitales Franklin Delano Roosevelt, San Juan de Dios y el Militar Central. En el año 92 contribuyó a la fundación de la Clínica Reina Sofía y años más tarde a la consolidación de la Fundación Universitaria Sanitas. Es miembro de la American Association of Orthopedic Surgeons (AAOS, por sus siglas en inglés) y la North American Spine Society (NASS, por sus siglas en inglés); Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina y recibió la Orden de Caballero otorgada por el Senado de la República de Colombia en 2019.

Es académico, científico, tiene perfil de líder gremial e ímpetu de innovador empresarial. Fue el gestor del Centro Latinoamericano de Investigación y Entrenamiento en Cirugía de Mínima Invasión (CLEMI) y también saca tiempo para compartir sus destrezas con su visión empresarial como conferencista. Recuerda que antiguamente la manera de abordar algunos de los problemas de columna era con grandes cirugías que requerían de anestesia general, incisiones grandes y periodos prolongados de hospitalización y rehabilitación.


En 1993 recibió entrenamiento en San Diego (California, EE.UU) con un experto que estaba cambiando radicalmente el enfoque quirúrgico de la columna. La nueva técnica utilizaba anestesia local, algo de sedación, una incisión milimétrica y no requería hospitalización.


Versátil, altruista, disciplinado y comprometido, para este santandereano ser un buen médico implica tener la visión de empresario al mismo tiempo. Ser líder es transformar la experiencia en sabiduría, dice. “Para el líder cualquier situación favorable o desfavorable es un desafío, mientras que para los demás todo lo que les sucede es una bendición o una maldición.

Para el caso de los médico, en estos precisos momentos que la profesión atraviesa por serias dificultades y no ofrece estabilidad ni dignidad laboral, es preciso evocar al estadista y canciller alemán Otto Von Bismarck, conocido como el Canciller de Hierro durante la supremacía del imperio alemán quien dijo que, “no debemos preocuparnos tanto por el presente del trabajador, ya que tiene sus manos para trabajar y ganar el sustento, es más importante pensar en su futuro, cuando ya no tenga esa capacidad para vivir”. Esa frase la trae a colación el doctor Ramírez al percatarse que en Latinoamérica el promedio de la pensión de un médico está por el orden de los 700 dólares, menos de tres millones de pesos mensuales, justamente cuando el promedio de vida ha superado la expectativa de los 80 años.

Aunque el propósito del estudiante de medicina no es hacer dinero sino ayudar a la persona enferma, la realidad es que también debe poder vivir decentemente de su trabajo. Entonces, agrega el ortopedista, ser un médico emprendedor se convierte en un deber, casi en una obligación, pero sin apartarse, por supuesto, de su misión social y respetando la regla de oro del oficio que consiste en no hacer algo que ocasione daño al paciente, señala.

Desafortunadamente, el término negocio es juzgado como impropio e inmoral en las aulas de las facultades de medicina y no se educa para ganar ni manejar el dinero. Por eso no es de extrañar que la mayoría del cuerpo médico se sienta frustrado, explotado y desmotivado, pues los ingresos están por debajo de las expectativas, asegura el galeno.

A lo anterior se suma que el médico se encuentra en un entorno laboral adverso al empleo, pues la seguridad social apenas podrá garantizarle una frágil e insuficiente estabilidad económica en el futuro, dice.

“Además, con el nuevo gerenciamiento de la salud y el fenómeno de la globalización la tendencia es a abaratar irracionalmente la tarea asistencia y minimizar la labor del profesional, mientras que el profesional sigue realizando el incansable esfuerzo en su capacitación para estar a la altura de las demandas de la sociedad; actualizándose, concurriendo a congresos, revisando estudios clínicos, entre otros”.

La medicina como negocio.

El camino que ha recorrido Ramírez le ha convencido de que el médico reúne todos los ingredientes para ser empresario: creatividad, disciplina para poder ahorrar algún capita que arriesgar, trabajar duro, estudiar, investigar y comprender muy bien la realidad que tiene que enfrentar.

De otro lado, ser empresario le permite al médico honrar los más representativos valores de la medicina al tiempo que ofrece los mejores cuidados a los pacientes. Adquirir el rol de inversionista disciplinado y visionario es el primer paso que deberá dar todo profesional que quisiera disfrutar de una vida acorde a sus conocimientos, afirma el doctor.

“El médico tiene la ventaja de que sabe cómo construir un juicio clínico, aprende fácilmente de los errores y recoge la experiencia de los aciertos. El médico está habituado a investigar y a experimentar, así como a tomar decisiones con información incompleta. Sabe preguntar, observar, conectar y asociarse. La idea de ver a la medicina como negocio requiere incorporar la experticia, las destrezas y el conocimiento, atributos adquiridos dentro de un sólido y maduro marco ético que impactan positivamente las finanzas personales, a tal punto que el ejercicio de la profesión resulte satisfactorio y recompensado desde el punto de vista económico”.

Por labor social del médico y por la misma formación académica, muchos médicos se manifiestan contrarios al marketing de la salud, pues no lo consideran un instrumento de aplicación práctica. “Sin embargo, mi experiencia como médico empresario ha sido enormemente gratificante y me permite afirmar, sin temor a equivocarme, que aunque este camino no ha estado exento de dificultades, le ha dado sentido a mi profesión y a mi vida. Y al mirar en retrospectiva, he logrado un nivel de realización personal directamente proporcional al grado de concordancia en el que he actuado con mis sueños de juventud”.

Le atribuye su pasión por estar continuamente innovando, negociando y arriesgando al componente genético heredado de sus padres, quienes tenían un almacén en Bucaramanga y tuvieron que sortear toda suerte de vicisitudes para poder educarlo.

Aprendió desde pequeño que ser vendedor no es pecado si se hace con ética.

“Un principio irrenunciable es que en ningún caso se pueden convertir las mentiras en verdades por más empresario que se quiera ser. No recibí ninguna clase de administración o de gestión empresarial, pero a medida que me hice miembro de juntas directivas de diversas compañías fui haciendo la carrera sin proponérmelo. El requisito es aprender a trabajar en equipo, colaborar en vez de competir y motivar a los colegas con grandes egos para apoyarse conjuntamente”.

Por último, el doctor Ramírez asegura que el futuro pertenece a los que siguen aprendiendo y toman riesgos. “El momento es ya, el lugar es este, y la persona idónea es cada uno de ustedes, los invito a que inicien el recorrido”.

marzo 24, 2022

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comité Editorial

Director
Dr. Stevenson Marulanda Plata

Editora
Maricielo Acero Rodríguez

Asesores Médicos
Dr. Jorge Diego Acosta Correa
Dra. Ivonne Díaz Yamal
Dr. Oswaldo Alfonso Borraez
Dr. Samuel Barbosa

Contacto comercial
Mary Stella Ardila Guzmán

NOSOTROS

Epicrisis es el órgano oficial de comunicación del Colegio Médico Colombiano. La opinión y conceptos personales expresados en los artículos firmados por un tercero no reflejan la posición de Epicrisis o el Colegio Médico Colombiano.

PBX: (+571) 746 3489 – Celular:(+57) 314 566 2174 – (+57) 323 232 4543 – (+57) 323 232 7752 – (+57) 314 566 2198Email : pqrs@colegiomedicocolombiano.org
Dirección: Carrera 7 # 69 – 17 – Bogotá, Colombia