Estoy convencido que las nuevas generaciones se han propuesto romper paradigmas, las nuevas organizaciones más exitosas surgen de propuestas nuevas, la nueva normalidad es una propuesta que debemos construir entre todos.
Por Samuel Barbosa MD, MSP, MeHealth © – Secretario Presidencia Colegio Médico Colombiano
El Sistema de salud colombiano necesita cambios, eso es algo que todos conocemos y pensamos; ya tenemos la Ley estatutaria en Salud 1751 de 2015 que aún no se ha implementado. El momento histórico que tenemos ahora como profesionales de la salud para impulsar cambios, difícilmente se va a repetir. Tal vez necesitaremos de otra pandemia, o tal vez en otra situación social histórica donde toda la ciudadanía tenga los ojos puestos en la salud y por ello en nosotros, los profesionales de la salud.
Actualmente en el país las propuestas de reforma al sistema de salud se han originado de dos grupos: el proyecto de Ley 021 del Senado “Por medio de la cual se dictan disposiciones orientadas a garantizar el Derecho Fundamental a la Salud dentro del Sistema General de Seguridad Social, de conformidad con la ley 1751 de 2015, y la sostenibilidad del Sistema de Salud” surge del mismo gobierno, y que cuenta con mayorías parlamentarias, el cual ya tuvo su primer comunicado de algunos sectores profesionales que lo rechazan; el segundo, es el proyecto de ley 331 de Cámara “por medio del cual se fomenta el trabajo digno del Talento Humano en Salud y se dictan otras disposiciones” nace de sectores de la sociedad y representantes profesionales de la salud que desde antes de la pandemia han trabajado y ven la necesidad de generar reformas al Sistema para mejorar la situación laboral y profesional, también desestimado por los mismos sectores que rechazaron el primer proyecto de ley mencionado.
Los argumentos son múltiples, muchos de forma, otros de fondo (principalmente a la propuesta de gobierno), otros falsos y también contradictorios. “Al ver y oír los comentarios en redes sociales y ruedas de prensa muchos dicen: “necesita modificaciones…”, “nosotros nos salimos de esa coalición…”, “habíamos votado – aprobado con modificaciones-, pero luego cambiaron la carta…”, “no fue consensuado con nosotros…”, “nos oponemos a que se permita estos tipos de contratación…”, “las organizaciones que lo apoyan son tercerizadoras…”, “nos oponemos a la tercerización por sindicatos… pero necesitamos un sindicato nacional”
Se sabe que ningún proyecto de ley es “perfecto” y por ende, está sujeto a cambios, por lo mismo son los debates parlamentarios. Lo curioso es que en ambos casos, el Legislativo ha extendido la mano en apoyo, lo cual no se había visto con frecuencia en el sector salud. En el primer caso, al ser un proyecto de gobierno ya cuenta con la fuerza parlamentaria. En el segundo caso, que surgió del interés genuino interpartidista de proponer mejorar la situación de los profesionales de la salud, contando con el apoyo de representantes de los partidos: Liberal, Verdes, Centro Democrático, Justa y libres, con votos a favor de seguir su curso adoptando modificaciones de los partidos Cambio Radical, La U, FARC, Polo, quieren que se apruebe y están dispuestos a incluir modificaciones desde la racionalidad y viabilidad aterrizada a nuestro contexto.
Los convocantes a archivar ambos proyectos tienen como principal propuesta eso: archivar. Ahora, surgen preguntas frente a ello: ¿qué sigue si se hunden los dos proyectos?, ¿se mejora la situación actual?, ¿tienen la razón que lo mejor es archivar?, o, ¿debatir y mejorar lo propuesto? ¿Sus propuestas son las únicas verdaderas y las que necesita el país, sobre todo el sistema de salud? Y de ser así, ¿cuál es la propuesta?, ¿dónde esta?, ¿está abierta al diálogo y consenso que tanto dicen no han tenido los otros proyectos?
Y por último, ¿cuál es la agenda política que tienen? ¿No hay intereses electorales en mediano y largo plazo?, ¿cuál partido es el que falta para que lo apoyen?
Así mismo sucedió con la Ley Estatuaria en Salud en donde desde los mismos liderazgos se propuso hundirla, sin lograrlo y que hoy, ellos mismos dicen defenderla.
Todas estas preguntas son necesarias, porque a pesar de que han dicho que los proyectos de ley deben archivarse, por las razones que tengan, no hay una propuesta más allá.
Así mismo sucedió con la Ley Estatuaria en Salud en donde desde los mismos liderazgos se propuso hundirla, sin lograrlo y que hoy, ellos mismos dicen defenderla. Diferente a lo que paso con la Ley de Ética Médica a la cual le hicieron cabildeo político para retrasar su votación logrando su hundimiento, dejándonos con una legislación de más de 20 años, sin la discusión de nuevos paradigmas en salud, como la Salud digital (tele-salud, IA, WEB-APP), por ejemplo.
Cada quien pude identificarse con alguna de las dos grandes posturas: oponerse y hundir o, proponer y debatir. La más fácil siempre será hundir, archivar, tumbar u oponerse, solo falta no estar de acuerdo o rechazar al otro para ello. En lo personal, me identifico con quienes proponen. Estoy convencido que las nuevas generaciones se han propuesto romper paradigmas, las nuevas organizaciones más exitosas surgen de propuestas nuevas, la nueva normalidad es una propuesta que debemos construir entre todos.
Respetando las decisiones de todos, recordemos que debemos asumir con responsabilidad lo que decidamos. Dicho esto, ¿vale la pena abandonar un debate para nuestra dignificación? O, ¿podemos mejorar lo ya se ha adelantado, respetando a los otros y no imponiendo posturas?
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