Por: Jorge Diego Acosta Correa, asesor de presidencia del Colegio Médico Colombiano.
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Me compartieron estas líneas por redes sociales: “En verdad estamos viviendo del “eco” del efecto IA y Google, en donde ya no hay pensamiento crítico, sino unanimidad del conocimiento adquirido en los canales de búsqueda. Se está perdiendo la capacidad de memorizar, recordar y razonar de acuerdo al método Socrático. Y solo masificamos y viralizamos como ahora se dice, lo que es presentado como crisis o escandaloso. Estamos en la era del like”. ¡No puede ser!
Y me permito contemplar: Cierto, cada día hay menos lugar para el análisis libre, fundamentado y complejo; para la crítica racional y argumentada que supere el ordenamiento de datos y las narrativas construidas, estructuradas, manipuladas y manipuladoras de la IA, empacadas como verdades incuestionables para el consumo masivo.
El mundo previsto por G. Orwell al progresivo abandono del esfuerzo físico en la realización las diversas tareas y actividades cotidianas, y en la producción y el comercio, se le suma el también progresivo abandono del esfuerzo mental. Ya no desarrollaremos pensamiento crítico, producto del estudio extenso y profundo, del análisis y la reflexión sobre textos y realidades complejas, sobre el pasado histórico, la realidad presente y las proyecciones y posibilidades futuras, que nos permitan darle forma a criterios conducentes a guiar la acción humana.
Aceptamos los nuevos dogmas digitales, asombrados, seducidos por su accesibilidad, facilidad y aparente veracidad incuestionable, insertos en narrativas autoafirmadas en cuyo origen ya no hay pensadores, filósofos y científicos libres, sino por el contrario influenciadores, leves, banales, manipulados o comprados y a la vez manipuladores.
La banalidad de la existencia en rebaños o como siervos del feudalismo digital y la transhumanización. Si la alta tecnología, muy válida como herramienta maravillosa, no sirve al desarrollo integral, justo y equitativo de la humanidad, servirá para su degradación.
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