El número de victorianos que usan la muerte voluntaria asistida ha aumentado un 31% en un solo año, a pesar de la pandemia del Covid-19. En el año hasta junio de 2022 fallecieron 269 personas, frente a las 204 del año anterior. Un total de 594 personas han muerto por suicidio asistido o eutanasia desde el inicio de la legislación estatal en 2019.
El presidente de la Junta de Revisión de la Muerte Voluntaria Asistida, Julian Gardner, se mostró encantado con los resultados. “El número de personas que buscan acceder a la muerte voluntaria asistida sigue aumentando”, escribió en una introducción al informe anual de la Junta. “Este es otro indicador del éxito del sistema”.
El Sr. Gardner enfatizó que, “el asunto más importante que se debe informar es que la muerte voluntaria asistida en Victoria continúa operando de manera segura y legal”. Cuatro muertes no cumplían técnicamente con la legislación, pero confiaba en que eran “clínicamente apropiadas”. Tres personas de contacto no devolvieron las sustancias sobrantes del procedimiento a las autoridades con la suficiente rapidez y una persona había firmado por el medicamento como solicitante y testigo.
Las cifras del informe aún están incompletas, ya que no hay información sobre 6 personas que obtuvieron un permiso y fallecieron, pero no está claro si murieron de muerte natural o su fue auto-administrado o administrado por un médico.
El número de personas que murieron después de obtener un permiso en virtud de la legislación mayor; algunas personas fallecieron antes de que se les administrara una droga legal.
La Junta ya está presionando para que se modifique la legislación. Actualmente, según una ley federal que prohíbe dar consejos sobre el suicidio, los médicos victorianos tienen prohibido teleconsultar sobre la muerte asistida. “La ley, tal como existe, crea barrearas para el acceso a la atención y, en algunos casos, impone demandas de viaje irrazonables a las personas que padecen afecciones médicas que ponen fin a sus vidas”, escribió el Sr. Gardner. “Un camino en la ley mejorará el acceso para todos los habitantes de victoria, independientemente de su ubicación o movilidad”.
El optimismo de Gardner sobre las últimas cifras contrasta con una observación de un crítico mordaz de la legislación victoriana, Australian Care Alliance: “Las muertes por eutanasia y la asistencia al suicidio en los doce meses de julio de 2021 a junio de 2022 representan el 0.58% de todas las muertes en Victoria, para ese período. ¡Oregón tardó 22 años en alcanzar esa tasa!”.
Un total del 37% de los solicitantes de muerte asistida vivían en la región de Victoria, aunque solo el 22% de los victorianos viven allí.
Casi coincidiendo con la publicación del informe sobre muerte asistida, KPMG, un consultor independiente, publicó un informe sobre el estado de los cuidados paliativos en Victoria. Según Palliative Care Victoria. “La demanda de servicios de cuidados paliativos ha aumentado un 11,9% en los últimos 5 años, debido al crecimiento y envejecimiento de la población de Victoria. Mientras tanto, la financiación aumentó solo un 10,2% en el mismo período. Se espera que el déficit de financiación para la prestación de servicios alcance los 91,2 millones de dólares australianos para 2025”.
Fuente: BioEdge
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