Lo que ha significado la pandemia para los médicos
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Lo que ha significado la pandemia para los médicos


La pandemia ha desnudado la crisis laboral que viene atravesando el gremio médico desde la aparición de la Ley 100/93, cuando la salud se volvió un negocio para las entidades promotoras de salud (EPS) y un desastre para los médicos debido a que prácticamente perdieron la autonomía médica.


Por Jorge Enrique Enciso Sánchez – Médico ginecoobstetra

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Dicha Ley hizo que la medicina, que se consideraba una profesión liberal, convirtiera a los galenos en los obreros de la salud, altamente calificados pero pésimamente remunerados.

Desde la implementación de la Ley 100 los médicos fueron sometidos, prácticamente esclavizados, y tienen que buscar multiempleos para poder sobrevivir, pues no les cancelan a tiempo sus emolumentos. Además, los pesos que reciben por el trabajo que realizan casi siempre son por medio de cuentas de cobro a 90 o 360 días (si tienen la suerte de que les paguen).

Lo paradójico es que la mayoría de los médicos no cuenta con contratos de trabajo a pesar de que ejerce un trabajo misional ético, oportuno y de alta calidad, que les motiva siempre a brindar la mejor atención y con la máxima seguridad posible para el paciente. Pese al sacrificio, son contratados por órdenes de prestación de servicios, con las mismas tarifas que regían en el año que que desapareció el Instituto de Seguros Sociales. Pero, además, no tienen derecho a prestaciones sociales, cesantías o vacaciones, ni siquiera se pueden enfermar.

Algunos de los que tienen un contrato laboral lo han hecho de forma tercerizada; primero, a través de empresas asociativas de trabajo que luego migraron a cooperativas de trabajo y después se volvieron sindicatos. Muchas de esas confederaciones se han camuflado con el nombre de sindicatos, cuando en realidad pertenecen al dueño del negocio, por lo que la vinculación no se hace de forma voluntaria sino obligatoria, pues es condición para poder trabajar en la respectiva EPS o IPS.

Esas asociaciones también consideran que la salud es una mercancía más y ni hablar de la corrupción que está enquistada en todo el Estado y en algunas empresas privadas. Algunos que se hacen llamar sindicatos cobran más del 30 por ciento de cuota de administración, con retrasos en los pagos y sin reconocimiento de intereses de mora.

Ahora bien, otra de las consecuencias nefastas de la pandemia fue que más del 80 por ciento de los médicos perdió el trabajo al quedar prácticamente cerrados los servicios de consulta externa y ante la cancelación de las cirugías programadas que no fueran indispensables. La pandemia, a su vez, mostró como se glosan las cuentas, glosas que son totalmente irregulares e ilegales. Se ha visto la forma en que se cobran peajes abusivos usureros por el pronto pago, en donde el dueño del negocio se queda hasta con el 40 por ciento de la cuenta de cobro, aprovechándose de la necesidad apremiante del médico.

Todo lo mencionado ha deteriorado el trabajo del médico y ha arruinado su calidad de vida y las de su familia. Como personal misional, los médicos deberían tener trabajos decentes, dignos y estables tal como lo establece la ley para el personal misional con pagos oportunos. Debido al tipo de misión que tienen, los galenos deberían contar con un régimen laboral especial por todos los riesgos bio-sico-social-toxicológico y de radiación que enfrentan con la debida categorización de todos los que conforman el sistema salud.

Es hora de que exista una entidad seria que vigile, controle y sancione a quienes incumplan las normas laborales del Talento Humano Salud (THS), y que pueda determinar, especialmente, la habilitación para la prestación de servicios de salud siempre y cuando la entidad cumpla con la contratación y el trato digno y justo a los trabajadores de la salud.


De igual forma, la pandemia evidenció la falta de elementos de protección personal para la bioseguridad del THS para poder enfrentar la emergencia.


Esa desprotección ha cobrado la vida de más de cincuenta médicos y los que se han salvado es porque han adquirido con sus propios medios los mínimos implementos que precisan para preservar la vida.

La pandemia, además, dejó ver cuánto realmente le importan los médicos al Gobierno; solo unos cuantos aplausos y palabras elogiosas a “nuestros héroes”, pero nada más. El Gobierno prometió un bono para todo el THS y absolutamente nadie ha recibido un peso.

Como si fuera poco, la pandemia probó el colapso económico que atraviesa el sistema salud, cuando fue el mismo exprocurador general quien denunció la deuda billonaria de 40.2 billones con las diferentes EPS e IPS privadas, públicas y mixtas. También existe una cartera de mora de más de 600 mil millones de pesos de este año y aún así, el Gobierno dice estar a paz y salvo con todo el THS.

En esta pandemia los médicos han sido agredidos de palabra y obra cuando de manera irresponsable los han acusado de pertenecer al cartel del Covid y los han incriminado sin fundamento alguno.

La pandemia ha sacado lo peor de algunos seres humanos que discriminan, atacan y maltratan a los médicos en los lugares de residencia al considerarlos un foco de contaminación, por lo que muchos tienen que esconder su profesión, cuando deberían portar el uniforme con orgullo y satisfacción de haber elegido servir y salvar vidas como realización personal.

Por último, la pandemia igualmente acrecentó la desconfianza que ya existía hacia el sistema de salud y puso a los médicos de pararrayos por ser la cara visible y la puerta de entrada al sistema de salud.

noviembre 10, 2020

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