Podemos entenderla como una de las principales tragedias sociosexuales de todos los tiempos, afectando todas las esferas: íntima, personal, familiar, social-laboral.
Por Dr. Carlos Pol Bravo – Médico Psiquiatra – Máster en Sexología
Sobre la inseguridad sexual, su origen se pierde en la noche de los tiempos… Especialmente por múltiples conceptos de transculturalidades negativas originadas en el absurdo terrorismo social contra el sexo, la sensualidad, la sexualidad o todo cuanto tuviera que ver con esta temática tan humanística, que no destructiva, como han intentado presentarla.
Podemos entenderla como una de las principales tragedias sociosexuales de todos los tiempos, afectando todas las esferas: íntima, personal, familiar, social-laboral.
No es presente ni futuro, ni menos moda activa que se le parezca. Es la circunstancia del comportamiento ante la indecisión para definir una situación, una actuación, un desarrollo sexual, individual o en pareja.
Tiene varias aristas, y conviene determinarlas:
- El mutismo sexual, ese silencio mudo, entre la cama y las sábanas
- El egoísmo sexual, en que el ego prima frente a la pareja en el sexo
- La doble moral y, en ocasiones, lo inmoral
- La hipocresía socio-sexual
- Los mitos sexuales, tan conocidos unos, tan ocultos otros.
Es la incultura, en suma, sobre temas de sexología, el principal potenciador de la inseguridad sexual.
- La falta de sensibilidad y asertividad en los momentos cruciales de una relación sexual
- El silencio y el temor a hablar sobre el tema
- Una horrible negación a un conocimiento y desarrollo responsable, así como válido.
Todos estos ítems, múltiples o individuales, producen esa alteración, y no solo para quienes tiendan a una inseguridad o dificultad de contacto social. Lo es máxime sobre temas y conductas en el sexo. Por ello, estas ramas integradoras intentan unirse hacia un criterio común; junto a muchas otras de la Medicina, buscando con esfuerzo mayor información sobre la temática sexual.
Como antídoto a la inseguridad sexual está la responsabilidad en la temática sexual —como en cualquier otra esfera del ser humano—. No es únicamente el uso de precauciones y preservativos. Es saber por qué estás, con quién estás, para qué estás y cómo harás que esté tu pareja, basándose en el concepto de: excitarse excitando.
Este concepto puede ser la piedra angular desde el inicio para: Atraer, seducir, sentir, transmitir sensibilizar, excitarse, para poder excitar mejor.
La realidad no solo es el sexo por o con el sexo. Es la unión entre la sensualidad, la sexualidad, la comunicación, la complicidad y el erotismo. A estos ítems anteriores debe integrarse el principal: ¡la imaginación!
Hablemos de la imaginación: etérea, sutil, dominable o dominante, constructiva o destructiva… Apasionante, en ocasiones… ¿imparable? Todo esto, y más, es nuestro interés del hacer y esclarecer para, así, poder disfrutarla.
Por ello, cuando de imaginación se trata, lo más adecuado es buscar tanto nuevas como válidas opciones: Evitar que se desmarque hacia derroteros inválidos o inciertos; apoyarse en ella, con la razón activa y receptiva; bucear para encontrar fantasías realizables; compartir estas últimas con quien se desee tenerlas
Y falta otro ítem… ¡la complicidad! Ser compañeros, ser cómplices en la búsqueda del placer y persiguiendo metas comunes, ideándolas, imaginándolas entre los dos… Es la mejor forma de mantener una relación cierta, sensual y fuerte, así como duradera. En síntesis: ideando, compartiendo, complaciendo, disfrutando.
Orgasmo fingido o teatro en el sexo
Y en ocasiones, que no siempre, en la mujer suele presentarse, más por miedo o pereza que por otra razón, esta figura, reafirmando la inseguridad que hay en la sexualidad y sus actuaciones.
En el marco de la sexualidad valen muchas vías de seducción, pero jamás la mentira ni el engaño, y más aún cuando están basados en la propia esfera íntima de quien estructura y realiza dicha mentira y dicho engaño.
¡En el sexo vale la imaginación y vale la comunicación, incluso para decir “¡Me duele!”, “¡Me gusta!” o ¡Basta!, o “¡Quiero más!”
Por encima de todo, ahora que la mujer tiene autonomía verdadera, ese falso sentimiento puede ser el castigo de una forzada anorgasmia no expresada.
Para colmo, toda esta parafernalia lleva a un absurdo victimismo sexual generado, en muchos casos, quizás por aquel concepto errado y caduco de… “Es mi obligación satisfacerlo”.
La razón
“Sentir no es otra cosa que pensar”- René Descartes
Al sentir, pensamos. Y la razón nos ilumina la estructura del pensamiento. En la sexualidad, al pensar en todas sus connotaciones, global o parcialmente, estamos razonando las conductas, el conocido “cómo hacer bien las actuaciones en referencia, y evitar equivocaciones”, léase, cometer errores pasados. De tal forma, el binomio iniciativa-respuesta ha de ser: claro, concreto y asertivo; buscando una solución a nuestro actuar, con una respuesta y una consecuencia válidas; reafirmando el pensamiento escogido con previo razonamiento, de tal forma que “la tediosa inseguridad” comienza a desparecer.
La paz de estar satisfecho
No se encuentra en libros de texto, ni buscando por las redes sociales. Tampoco poniendo oídos a consejos, a menos que sean de alguien experto, sincero y serio. Se consigue con la experiencia, reafirmando actuaciones válidas y desechando las negativas o infructuosas anteriores.
En búsqueda de diamantes, durante la relación sexual al orgasmo puede llamársele el triunfo, el éxito, e incluso el fracaso por la ansiedad de lógralo.
Es interesante hablar de la búsqueda de esos orgasmos que, como diamantes, brillan para algunos, difíciles de logar, para otros, e inalcanzables en varios casos. nos referimos al orgasmo simultáneo.
Sin embargo, no es la única vía en ese concierto de riquezas sexoafectivas para lograr el orgasmo. Ya que segundos, o minutos más tarde, lo importante es el alcanzarlo.
Es cierto su alto sentido hedonístico al lograrlo, pero evidentemente no es el único medio ni ha de ser la obsesión de las parejas.
Esa búsqueda de diamantes es hermosa, pero no necesaria, y podemos encontrarnos con ellos más fácilmente, sin buscarlos, ya que crear la necesidad de conseguirlos se convertiría en ansiedad. No hay por qué sentirse frustrados de no coincidir, mientras dicho orgasmo llegue de forma gratificante en ambos.
Finalmente, quienes buscándolo no hayan llegado, deberían relajarse, porque también el oro en Mompós se recoge lentamente… en bateas, limpiando muchas veces la arena.
El penúltimo tabú: La sexualidad entrados los 50
Al hablar de mitos, están quizá los más duros y falsos, cuando se refieren a la pérdida del Deseo Sexual con los años.
Veamos algunos, que ofenden, equivocan y destrozan:
- A ciertas edades ya no existe deseo sexual.
- Pasados los 65 años es inusual o impropio.
- Las mujeres menopáusicas no tienen interés por el sexo.
Este concepto psicosocial errado de que el ser humano, comienza a tener un “decalaje” o pérdida en su sexualidad e incluso de su atractivo, con el paso de los años, es complemente erróneo y falso.
Es cierto, hay cambios con las décadas, físicos y psicológicos, que pueden afectar la Sexualidad. Pero aún es más cierto que el Deseo, la Excitación y el Orgasmo se mantienen, teniendo un sentido de controlar en los años sus variaciones propias de la edad, a través de una ayuda médica, de saber llevarlos con dignidad, ilusión y ganas de seguir gozando en lo posible de la vida y cuanto ella ofrece con una Sexualidad válida y satisfactoria.
Que, Con las siluetas de las nubes, la playa y la arena,
¡La Inseguridad Sexual desaparezca!
Deja un comentario